- Delarue: Jeanne, usted es psicóloga clínica, en la unidad para adolescentes del hospital de la Timone en Marsella, y se ocupa más particularmente de
niños superdotados y personas superdotadas. ¿Cómo reacciona usted a lo que ya se dijo hasta ahora, con respecto al coeficiente intelectual (C.I.) que no es cuantificable,
etc?
- Jeanne Siaud-Facchin: Hay muchas, muchas cosas que decir, el C.I. no es cuantificable, eso está claro. Es verdad, no medimos la inteligencia. Las pruebas de C.I. no
buscan medir la inteligencia sino buscan analizar el funcionamiento intelectual de un niño. Esto simplemente es para poder compararlo y obtener un indicio diagnóstico. Un
C.I. no "elabora" un diagnóstico: hablamos ante todo de un niño y me parece ineludible tener un enfoque global del niño y entender bien cuál es el sentido, y el sitio de
esta particularidad intelectual en la dinámica global del individuo.
Pero es cierto, tener un C.I. alto, ante todo y sobre todo, no es ser cuantitativamente más inteligente que los demás, pero sobre
todo, yo creo, es tener un funcionamiento cualitativamente muy diferente en el nivel intelectual, es decir, es tener una forma de inteligencia diferente. Es un sistema de
pensamiento muy diferente que no encanja al nivel escolar y eso explica por otra parte las dificultades escolares que tienen muchos de estos niños en el ámbito
escolar.
Pero también y sobre todo es una hipersensibilidad, una hiperafectividad extremadamente invasora que
marcan considerablemente la personalidad:
- ellos ven lo que los demás no ven.
- perciben lo que los demás no perciben,
- sienten con una inaudita fuerza las emociones de su medio ambiente y eso les da una lucidez exacerbada sobre el mundo, lo que puede
ser extremadamente doloroso...
- Claude Hagège: ¡El hemisferio derecho!
- Jeanne Siaud-Facchin: Sí, de todas formas, el hemisferio derecho. En efecto, sabemos hasta que punto los niños superdotados funcionan mucho con su hemisferio
derecho, con toda la creatividad, toda la intuición que eso supone, pero también la constante injerencia afectiva,
presente en todos los actos de la vida de los niños superdotados, e incluso desde luego en el acto cognitivo, en el acto intelectual.
No pueden dejar de pensar, no pueden dejar de reflexionar, no pueden, de un cierto modo, dejar de
crear, dejar de experimentar; la menor variación emocional en el ambiente será percibido por estos niños, y es muy difícil todo el tiempo
experimentar todo, estar bombardeado emocionalmente por un montón de cosas.
Son niños en riesgo y deberíamos preocuparnos por ellos, encontrarles respuestas en el campo escolar, de las familias, y de los
parientes de manera de ayudarles. Cuando vemos a Bernard (adulto diagnosticado tarde), da terror llegar a ese punto. Creo que también es importante para él, dar un sentido
a lo vivido, tomar distancia con su historia, sobre lo que pudo experimentar, lo que pudo vivir. Y es importante el despistaje, incluso más
tarde...
La familia de Marsella, yo creo
que lo que les salva, es estar en grupo, en una banda, porque precisamente eso les estructura, les permite tener parámetros de
identificación, lo que es algo muy difícil en estos niños que no logran orientarse en la mirada de los demás, porque se sienten muy a menudo solos, incluso cuando
están en compañía con otros. Sienten a menudo que no encajan con los demás, y hacen enormes esfuerzos para integrarse.
Creo que lo que es más doloroso también es que, de cierta manera, la inteligencia es doblemente desventajosa:
- En primer lugar, la inteligencia puede hacer sufrir,
- y nadie se compadece de alguien inteligente, no se dice: "ah, mira, sí, él es simpático, pero el pobre es inteligente!", eso
obviamente no piensa nadie, y sin embargo..., y sin embargo...
- Delarue: Sin embargo, ¡son los idiotas quiénes son felices...!
- Jeanne Siaud-Facchin: No, bueno, en todo caso, creo que la despreocupación permite una cierta serenidad, ¡y estos niños y adultos son todo salvo
despreocupados!
Tienen al contrario una aguda conciencia de las cosas y de la vida.
- Delarue: Pero entonces, deben encontrar una pasión, un medio de...
- Jeanne Siaud-Facchin:
Primero deben encontrar gente que sea capaz de escucharlos, de comprenderlos, de reconocerlos, de aceptarlos y de
acompañarlos para ayudarles a crecer, a ser feliz, a aprovechar su inmensa riqueza, no sólo intelectual sino también afectiva, y permitirles sencillamente
ser lo que son. Se debe aceptar la diferencia, sea cual sea, por lo que es, con sus aspectos formidables, sus aspectos más complicados, ¡ser superdotado
es complejo!
Écrire commentaire