La psicóloga Arielle
Adda, especialista de la superdotación, habla este mes en el página "Le Journal des Femmes" de la cuestión de la orientación del adolescente superdotado.
Adolescente dotado : la elección de la orientación
A la hora de escoger los estudios, Arielle Adda evoca la cuestión de la orientación de los adolescentes dotados.
Para cada adolescente y igualmente para sus padres, hacer la elección de la orientación profesional es difícil y inquietante.
A pesar de las ayudas, las explicaciones, tienen la impresión que todo queda teórico, que la práctica les falta y que sólo tienen una vaga idea de las profesiones y no es
después de 3 días en la empresa en la que trabaja uno de los padres, o de los amigos de estos, que sabe exactamente lo que quiere hacer.
Felices los que tienen, desde siempre, una verdadera vocación. Si no es utópico, es el momento de emprender, este camino con la felicidad de dirigirse concretamente
sobre el camino de la realización de sí-mismo.
Los adolescentes dotados conocen dos situaciones diametralmente opuestas. Los que siempre han sido buenos alumnos, que han utilizados sus talentos con placer se debaten a
menudo entre la pasión y la razón. A ellos les gustarían emprender una carrera raramente rentable, poco segura, ser actor, pintor, músico, poder entregarse a
investigaciones extremadamente especializadas en unos campos específicos que desde siempre les llamaron la atención. ¿Paleontólogo? ¿Geólogo? ¿Arqueólogo? O todo campo
científico bien delimitado. Por otra parte es una pena que estos jóvenes apasionados, capaces de proceder a unos descubrimientos que interesan a la sociedad entera, acaban por
decidirse por el camino de la razón y tienen previsto hacer exámenes de selección, escuelas superiores: su futuro estará asegurado y será una pena para la exaltación
particular que acarrea el investigador y le obliga a la paciencia y a la minuciosidad, a la perseverancia y al valor cuando se da cuenta que el camino que cogió con muchas
esperanzas se revela un callejón sin salida.
Numerosos adultos dotados guardan en secreto el remordimiento de no haber seguido el camino de su elección: se sienten captados por un camino más audaz y también más
incierto y todo el mundo les disuadió, incluso su razón les sugería que no era la carrera ideal cuando uno quiere tener una vida un poco desahogada.
Hay sin embargo investigadores: a veces aprovecharon las oportunidades favorables que se presentaron en el buen momento, son apasionados, tuvieron suerte, enseñan también
generalmente y aprecian totalmente su profesión si tienen placer de transmitir su saber y de guiar a los otros.
Algunos, para gran sorpresa de su entorno, después de un principio prometedor de carrera, en un campo austero y bien concordado, ya no pueden resistir a la llamada de sus
talentos propios: paran esta carrera que se anunciaba brillante y se vuelven a lo que en el tiempo llamábamos unos "saltimbanquis". Tenemos algunos ejemplos de cómicos en
particular, que se destinaban razonablemente, y de acuerdo con sus valores de la familia, a otra existencia.
Para ser capaz de una tan audaz profesión, se debe poseer algún don intelectual.
Lo más frecuente, la elección razonable se hace "por defecto" como lo reconocen numerosos de adultos dotados, pero son conscientes que la comodidad material y la seguridad de
un trabajo seguro valen el pequeño dolor en el corazón cada vez que evocan sus sueños de juventud.
Se puede serenarles diciéndoles que una vez bien instalados en la vida, sabrán encontrar tiempo para dedicarse a su pasión. Pasa a veces que no tengan la paciencia de
esperar hasta aquel momento: no tienen de verdad la ganas de entrar en un universo mercantil, de buscar el perfil y luchar siempre para conservar su puesto. No están seguros
que las relaciones difíciles que tuvieron con sus compañeros de clase no siguen con sus colegas. Buscar unos semejantes en el seno de una empresa es a veces arduo...
Los que no supieron compensar las carencias provocadas por su demasiado gran facilidad, que no saben siempre como se aprende una lección y como se memoriza unas austeras
fórmulas que parecen sin interés, están obligados de renunciar a los estudios superiores que les hubiera permitido tener una elección más grande de profesiones.
Para estos el futuro parece gris : ya no está tan luminoso que cuando soñaban de niños de un cumplimiento glorioso, brillante, que hubiera satisfecho sus aspiraciones, pero
saben encontrar interés en las profesiones que deberán elegir y se les explica bien que es siempre posible evolucionar a partir de una experiencia práctica.
Si su pasión no está completamente apagada, escondida bajo el aburrimiento aplastante que les desvió de la escolaridad o que les desperdició a causa de la falta de método en
la manera de trabajar, encontraron el medio de satisfacerla.
Las primeras alarmas aparecen ya durante la infancia, cuando un niño dice que no sabe lo que quiere ser de mayor: más joven, muy joven a veces, alimentaba unos sueños
más o menos realistas, pero el deseo de cumplimiento era muy presente. Es cuando los resultados escolares empiezan a bajar que teman mostrarse presuntuosos, utopistas o, lo
que sería peor, provocar risas crueles si se permitían evocar su futuro. Cuando un niño dice de repente que no tienen ni idea de una profesión futura, es una alarma que se
pone en marcha: le ayudamos imperativamente a descubrir métodos de trabajo.
Muchos autodidactas conocen mejor, de manera más profunda y con un enfoque más original, un tema que les llamo la atención aunque los especialistas de eso sólo tienen un
conocimiento libresco, vasto y universitario, pero desprovisto de verdadera reflexión original. A pesar de este saber fenomenal, guardan una huella aún sensible, a veces
ínfima, de sus estudios demasiado cortos y tienen dificultad a sentirse legítimos.
Las personas dotadas son generosas, los adolescentes dotados más que otro: quieren ayudar a los demás, prestar servicio a la sociedad, en el sentido más amplio, es decir
partir a estos países donde la desdicha se abate sobre unos habitantes demasiado desprovistos para volver a tener una existencia menos penosa.
Se piensa entonces encontrar un compromiso y proyectar estudios que les permiten responder a su generosidad de corazón y, después de algunos años enriquecedores y agotadores,
al volver a algo más razonable, con una experiencia ya que les confiero cualidades notables: autonomía, espíritu de decisión, sangre fría, capacidades de organización
rigurosa. Saben que un error puede acarrear consecuencias dramáticas.
El riesgo de sentirse aún más en desajuste con los demás es grande, la vuelta debe de ser preparado con bastante antelación con el fin de que puedan readaptarse sin dolor y
sin que el entorno se preocupa: hacen entonces carrera internacional.
La pasión nunca debe de ser olvidada, incluso si no constituye el motor principal, no puede ser completamente eclipsada o relegada muy lejos, como si fuese superflua,
incluso estúpida y infantil. Es ella la que permite conseguir una realización de si mismo sin traicionar los sueños del niño dotado. Si logra utilizar sus capacidades,
contribuirá a la felicidad de la sociedad entera.
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